martes, 25 de marzo de 2008

Terapia regresiva (XI)

Al terminar la sesión Cristina volvió a decirme que había sido muy valiente, que estaba muy contenta de que hubiera llegado tan abiertamente hasta allí... algo es algo...

Antes de continuar con la siguiente sesión he buscado documentación sobre el origen de la nigromancia. No es muy halagador haberlo sido, pero me sentí muy aliviada de descubrirlo.

Nadie debería rasgarse las vestiduras. Imagino que todos hemos tenido que pasar por nuestra noche oscura, sino ¿cómo ser sabios si no conocemos nuestras luces y nuestras sombras?

Ahora entiendo que nada debía temer con esa regresión: es precisamente regresar a la máxima oscuridad lo que me está dando la oportunidad de comprender e ilustrar mejor mi vida presente. O sea, ir de las sombras a la luz es lo natural en el ser humano y supongo que todos tenemos sapos y culebras guardados en nuestro "fondo de armario".

Lo importante, es poner el armario al día de...hoy... y sanearlo de polillas para que pueda entrar y encajar perfectamente la ropa nueva, aquello que somos...la suma de lo que fuimos y lo que vivimos. Y no hay que renegar, sino comprender y perdonarNOS...

Es el único perdón que nos redime. No existe otro más eficaz.

Aquí van algunas definiciones de uno de mis antiguos rostros...parece...

Nigromante es una palabra del oscurantismo en Europa, que se utilizaba para designar a un hechicero que tenía tratos con los espíritus de los muertos, a los cuales usaba a su servicio. Es constantemente relacionado con magia negra.

Estrabón habla de la nigromancia como la forma principal de adivinación entre los pueblos de Persia y se cree que estuvo también muy extendida entre los caldeos, en Etruria y en Babilonia.

En La Odisea, Ulises viaja al Hades y trata de invocar a los espíritus de los muertos mediante hechizos que le enseñó Circe.

También existen casos de nigromancia en la mitología nórdica, con el mismísimo Odín llegando a llamar a los muertos para que realicen predicciones sobre el futuro. En Grecia, Roma y Cartago debió ser popular, tanto en su vertiente de invocación a los espíritus como de adivinación mediante los cadáveres.


En fin....se cierra un capítulo definitivamente....al menos eso creía yo...hasta que llegaron las siguientes regresiones...

No recuerdo ni siquiera ahora qué pasó después de la vida de la pequeña esclava. Si fue en esa misma sesión o la del día siguiente, pero sí sé que me comentó que a partir de ese momento me dirigiría hacia vidas positivas donde ya no fui ni verdugo ni víctima sino que pude utilizar algunos de mis dones y pude dar a otros mucho de mí misma.

Me pidió que visualizara un nuevo lugar, que subiera unas escaleras y llegara a una sala nueva, toda blanca. Un lugar lleno de puertas y me pidió que eligiera una, la que yo quisiera.

Yo tenía prisa por entrar. La había elegido antes de que ella me pidiera que lo hiciera. Entré y me vi en un paraíso. Un lugar realmente idílico en alguna parte del pacífico. Yo era una chica muy joven, de unos 17 o 18 años, vestía con falda hecha de fibras de tronco o de alguna clase de vegetal y llevaba guirnaldas de flores. Tenía el pelo muy largo y ondulado y formaba parte de un grupo de mujeres que cantaban y danzaban alegremente esperando a sus hombres en la playa.

Un sonido nos advirtió que los hombre regresaban con la pesca y todas nos lanzamos al agua a su encuentro. Era un momento muy feliz. Nadando, llego a la canoa donde está mi padre. Es un hombre fuerte y está muy orgulloso de mí. No siento que tengo madre.

Lo siguiente que veo es que hay una fiesta y hay un chico que se ha fijado en mí. En los días siguientes se me acerca poco a poco y en uno de esos paseos me declara su amor. Yo soy muy tímida, me sonrojo sólo de mirarle y no consigo levantar la vista del suelo de la vergüenza. Yo siento que él me conoce y es paciente. No tiene prisa, sabe que estamos predestinados y piensa darme tiempo a que poco a poco la relación vaya madurando.

Lo siguiente que veo es la fiesta de nuestra unión, participa todo el poblado, todos nos conocemos y es una fiesta muy alegre y colorida.

Me veo teniendo hijos, varios y la relación con mi marido es muy delicada y bonita. Él cuida de mí, sabe que tengo un don, pero aún no lo he desarrollado del todo.

Cristina me pide que me situé más adelante, para saber cómo es mi vida...

Me veo en mi hogar, muchas personas del pueblo y de fuera vienen a consultarme. Poseo una sabiduría que alivia y aconseja sabiamente a los demás. Me he convertido en alguien muy querido y respetado dentro de mi comunidad y mi vida transcurre plácidamente.

No recuerdo mucho de lo que pasó después, imagino que me fui al espacio entre vidas y Cristina después me pidió que volviera a la sala y eligiera otra puerta.

La siguiente puerta que me llamó la atención estaba a la izquierda de la sala, era la última y su contorno no era como el de las demás. Enseguida abrí la puerta y entré.

Reconocí el lugar. Estaba en un palacio en Egipto. La estancia era abierta por tres lados, la temperatura era alta y había una especie de piscina en el centro, no sabía lo que me iba a encontrar.

Me veo sentado al borde del agua, hace calor, soy romano, pero no soy soldado. Soy hijo de algún mandamás y tengo privilegios. No quiero ir a la guerra, no me interesa para nada. No tengo más de 20 años y en la siguiente visión estoy dando clases a los hijos de la clase alta del palacio.

Tengo muy claro lo que hago y porqué. Me permiten enseñarles para que puedan aprender entre otras cosas mi idioma por si es necesario para el futuro. Pero sobre todo les enseño a pensar y hago incapie para que entiendan que todos somos iguales aunque diferentes y que no debería existir la supremacía de un hombre sobre otro.

Lo siguiente que veo es un sacerdote egipcio. Un sabio que decide tomarme bajo su tutela. Él sabe. No está permitido enseñar los altos secretos del conocimiento que posee a seres de otras razas, pero él sabe y siente que tiene que hacerlo. Durante mucho tiempo aprendo con él sobre el secreto de los muertos y de los vivos. Ese conocimiento es para abrir los ojos del alma a la verdadera vida.

Después me veo en Roma. He vuelto y fundo una academia. Muchos jóvenes vienen a ella.

Allí les enseño también a pensar, idiomas, sobre otras culturas. Muchas materias que les abren la mente y el espíritu. Sinceramente sé que es una vida dedicada a la enseñanza, una enseñanza que les ayuda a avanzar en sus vidas en todos los sentidos. Soy muy querido.

No hay nadie conmigo en esa vida, pero ni siquiera lo echo de menos, como si ese estado fuera el natural para mí. No recuerdo nada más ahora y sé que hubo más, pero por algo será. Ya me llegará el material y ya revisaré.

Sí sé que me voy con la plenitud del deber cumplido. Tengo muchos amigos. No hay pena, sé lo que me espera. El otro lado no parece ser un misterio. Soy un iniciado... es decir, un alma a la que se la ha recordado de donde viene... y adonde va...

Mañana "regreso"

un fuerte abrazo

Enri

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno, Enri, como me has pedido que me exprese vitalmente, jajaja, hago mi comentario. Yo es que estoy alucinando con esto. Sobre todo, porque verás, yo siempre me he considerado una persona bastante racional, y más bien desconfiada. Pero por una serie de experiencias últimas que he tenido (tampoco muy impactantes ni escalofriantes, más bien sencillas), estoy por ver que esto de las regresiones tiene mucho, mucho mar de fondo.

A los que les gusta la astrología, creo que enseguida comprenden, viendo cartas de la gente, que hay algunas cosas más bien "raritas".., cosas que parecen seguir como un hilo conductor, adelante y atrás en el tiempo, en la vida de las personas, incluso en las relaciones que mantienen con otras.

Sigo cada vez con más interés estas experiencias tuyas. Quizás, incluso me anime a seguirte. Ya sabes: como siempre, indefectiblemente, a toda costa, buscando respuestas.

Salu2!!

Andrómeda.