martes, 18 de marzo de 2008

Terapia regresiva (V)

...Cristina me pidió suavemente, tiene una voz echa para serenar, que me situara en otra vida. Vida donde pautas relacionadas con mi bloqueo o negación sobre temas afectivos en esta vida, se evidenciara como la vida de la Vestal y la de la Palestina.

Tengo que aclarar que aunque lo que os explico lo veía, también es verdad que no es como sentarse a ver la tele. A pesar de ver con gran nitidez, tampoco me sentí completamente inmersa en las imágenes, era más bien como cuando recuerdas una película y la vuelves a recrear en tu mente. Por ese mismo motivo tampoco estaba sumergida emocionalmente en la experiencia, lo justo, y además nunca sabía que era lo siguiente que iba a ver, eso me daba confianza por un lado como si fuera un guión que se escribiera sobre la marcha y no uno escrito de antemano en mi mente y que luego yo recreaba con imágenes.

...Enseguida me vi. Era un hombre esta vez. Vestía parecido a los antiguos mayas o aztecas, tenía penacho de plumas muy coloridas y llevaba siempre una lanza o algo parecido en la mano. Era un guardían. Un guardían de un templo.
Me vi en otra escena, tenía familia, mujer e hijo pero no sentía nada, no era lo que se dice un hombre enamorado.

Como con la vestal, mi familia me entregó a los sacerdotes para que me iniciaran como guardián, era un privilegio y con 16 años me veo dentro del mismo, pasando por durísimas pruebas, terribles pruebas por las que tenía que pasar para demostrar mi valor y ser digno de mi puesto. Todas ellas para endurecerme emocionalmente. Ya que cualquier emoción de sentimentalismo o emotividad podía hacerme débil y dificultar mi misión.

Se me permitía tomar esposa y formar una familia, pero nos secaban el corazón a los sentimientos. Era como si tuviéramos una especie de desapego a todo sentimiento y desde luego lo habían conseguido.

Una vez más me encontraba imposibilitada de vivir el sentimiento del amor en aras de un servicio a algo por encima del sentimiento humano y terrenal. Una vez más me negaba en esa vida poder sentir la calidez del amor. La había programado según la negación hecha con los primeros votos y se volvía a repetir la historia, de otra manera, pero al fin, también sin poder entregar el corazón.

Más adelante, esa misma mañana, al terminar la sesión, y para demostrar como se hacía un trabajo en terapia, Cristina comentó que me llevaría a la vida causa de todo eso, para que pudiéramos llegar a la raíz y comenzar a sanar la parte que estaba trabajando, en este caso la afectiva. Aunque lo que percibo ahora es que eso es mucho más amplio porque nada está desligado en nosotros, cada vez lo veo más claro. Pero ya iremos llegando a ello poco a poco.

He buscado información sobre estos guardianes pero no encuentro más que la evidencia de que existieron. Esto es lógico, siempre ha habido guardianes ante las estructuras de poder, ya fueran religiosas y/o políticas. En este caso ambas cosas.

No sé en qué época situar exactamente esta vida. Desde luego antes de la llegada de los españoles ya que no sentía ninguna inquietud por defender el templo de enemigos foráneos sino tal vez por cuestiones más bien de poder interno.

Tengo que añadir algo que conocen muchos de mis amigos y es que al igual que ya tenía imágenes en sueños de mi vida en Palestina, también de niña, cuando veía una película en la tele situada en esas antiguas civilizaciones, lloraba de añoranza. Algo me decía que aquello había sido mi hogar y una nostalgia tremenda me conmovía.

Siempre me han fascinado las antiguas culturas. Presiento que en sus inicios nada fue igual a como luego las hemos ido conociendo y descubriendo. Si estamos atentos veremos que en todas ellas existió un profundo conocimiento y sabiduría. Aún hoy no ha sido superado en muchas cuestiones, bien al contrario.

Uno de los elementos que han desaparecido es la magia. Constantemente me viene a la mente y al corazón que hemos olvidado por el camino una parte fundamental del conocimiento. Un conocimiento que nos acercaba al gran misterio de la razón misma de la existencia, de nuestra existencia.

No creo que tuviera una sola vida en aquella cultura, estoy segura que viví en tiempos donde la alegría profunda del conocimiento estaba instalada en el corazón mismo de esas civilizaciones. Parte de ello está reflejado en los posts dedicados a las profecías Mayas precisamente (ver http://caballerosdelsol.blogspot.com/2007/11/las-profecas-mayas-la-cruz-csmica-o-los.html).

Por mi parte y convencida de que existen misterios en la tierra que no se resolverán o descubrirán hasta que no estemos preparados para conocerlos, creo que muchas civilizaciones desaparecidas sin dejar rastro, están en algún lugar en el interior de la tierra. Se sabe que ésta, está bastante más hueca de lo que nos comunican y que encierra más misterios (descubiertos) de los que nos llegan al gran público. También estoy convencida que convivimos con otras dimensiones que se intercompenetran con la nuestra y que son invisibles e inabordables por nuestros ojos y sentidos, pero que quien presta atención y llega a vibrar por conciencia en una determinada frecuencia, puede ver, oír y percibir claramente.

Como siempre no recuerdo mucho más de la sesión, pero ya llegará y ya seguiré contando. Es extraño que precisamente lo que menos recuerdo es el espacio entre vidas.

Así una vez terminada esa sesión Cristina con su saber hacer me devolvió a esta realidad.

La dinámica del propio curso no me permitía centrarme mucho en lo que estaba viviendo. La verdad es que nada más terminar la sesión había que ir a comer y prepararse para la clase de la tarde. Sin tiempo apenas para reflexionar sobre lo que estaba viviendo y la dimensión de lo que eso podía traer como cambios en mi vida, me dejaba llevar por la rutina. Aparqué todo análisis sobre lo que me estaba pasando. Por suerte casi nadie venía a preguntarme, excepto algunos compañeros de curso muy tocados por los relatos y que venían a agradecerme que compartiera con ellos mi experiencia.

Sinceramente creo que el resto me dejaba bastante en paz sobre todo porque con mis queridas amigas, formábamos una especie de trío impenetrable. Hay que entender que las regresiones te dejan muy sensibilizada, muy abierta a las energías del ambiente y allí había casi 40 personas. Muchas energías bullendo cada una con sus cuitas y yo necesitaba estar un poco aislada y la unión sincera que se había establecido entre nosotras me permitió vivir un poco más en silencio lo que no acabaría de digerir, lo confieso, hasta estos días en los que al escribir, voy experimentando lo que realmente está significando todo en cuanto a cambios en mí y en mi vida.

Os he contado el primer día de regresión, la primera sesión conmigo. Aún queda mucho por relatar y ese mismo relatar me permite poner las cosas en su sitio poco a poco.

Por cierto, estos días he tenido ocasión de ver la película de Julio Medem "Caótica Ana". Es la historia de una chica que precisamente tiene la facultad de entrar en regresión de una forma casi espontánea y que al encontrarse con la terapia dirigida, vive experiencias que sorprenden a propios y a extraños, pero a la que más a ella misma, claro. No os explico más porque es bastante interesante de ver desde este punto de vista. Aunque tengo que aclarar que el final no me gustó nada. Pero eso ya va a gustos.

Un abrazo y mañana continuo..

Enri

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