jueves, 10 de julio de 2008

2ª etapa del curso de Terapia Regresiva II

La Atlántida

Hoy no voy a escribir con el orden de lo narrado en la última etapa, lo iré haciendo tal como me dicta mi intuición.
Las regresiones que viví en esta etapa han sido menos claras visualmente y sin embargo lo que me han removido lo he sentido amplificado.

Hay algo que me empuja a buscar respuesta de una vida en concreto, una vida que siempre supe ahí y que esta vez se ha activado su memoria de modo creativo, es decir, para saber que hacer con ese conocimiento

No soy capaz de recordar la primera regresión, ya me vendrá o ya la contaré cuando la vea en las cintas, no es importante ahora, sí que en el espacio entre vidas, mi guía, al preguntar que debía trabajar en esta etapa, comentara con sonrisa benevolente: "los niños".

Cristina S. Miguel, la terapeuta, no se sorprendió lo más mínimo, ya ante la primera regresión en la primera etapa, me preguntó si tenía problemas con la maternidad. Le dije que no, que tenía un niño precioso y que no tenía dificultades, al contrario. Supe cuando debía ser el momento de tener a mi hijo y fui consciente de su concepción, tuve un embarazo mágico, lo soñé, vi a mi niño, supe que sería varón y una golondrina me confirmó que el alma que venía me traería fragilidad y alegría por igual.

Así que con mi respuesta no volvimos a tocar el tema...hasta que...

Y nos metimos en harina:

Lo primero que vi fue el patio de un Castillo en la Edad Media, diría que por el ambiente, la Alta Edad Media, de hecho había encarnado en un profesor y tutor de dos criaturas hijos del Señor del Castillo, un hombre rudo que castigaba físicamente a sus hijos para volverlos fuertes según sus convicciones.

Mi trabajo consistía en formarlos para hacerse cargo de las tierras y reinar sobre ellas, llevar su feudo imagino. Malos tiempos, ya en los albores de la desaparición de ese sistema, pero aún...

El caso es que yo les enseñaba, les instruía, pero no me implicaba emocionalmente, algo dentro de mí no me permitía acercarme demasiado. En siguientes escenas, veía con tremenda desolación como el padre les flagelaba y sin embargo, a pesar de sentir el desamparo de ellos, la necesidad de mi apoyo, no se lo daba, no quería implicarme, no porque temiera por mi puesto, sino porque instintivamente sabía que si lo hacía, mi debilidad emocional se quebraría y supongo que era un forma de supervivencia.

Hubieron otras vidas del estilo y ya viendo claramente que existía un bloqueo con respecto al tema, Cristina me condujo directa a la vida causa de todo aquello. La vida causa, es aquella que inicia una negación, un enunciado que se hace carne y sangre en cada vida y al no poder tener conciencia de lo que nos pasa, rara vez se supera en ellas.

Si algo he comprendido de trascendental importancia, para mí al menos, es que tenemos vidas en las que somos de un modo y somos de otro y uno se pregunta ¿por qué si en otras vidas tengo resuelto el tema, no lo tengo ya solucionado en esta vida? y he encontrado la respuesta, es algo que me vino claramente en el viaje de vuelta, cuando lo pude verbalizar mientras volvíamos a casa con mi querida amiga y compañera de curso, Mónica, de la que os hablé en la anterior etapa, aunque esta vez, su hermana Sonia no nos acompaño.

Lo que entendí es que las vidas no son lineales. Al mismo tiempo estamos viviendo una cosa y otra, una y otra vez, hasta que el alma, saturada de conocimientos; la fortaleza y la debilidad, la bondad y la maldad, la entrega y el egoísmo, el miedo y el valor y todo los valores que debamos aprender en esta dimensión dual, decide conducirnos a la vida en que por fin podemos encontrar la respuesta y elaborar nuestras experiencias, comprenderlas y que ello nos lleve a otro punto del camino, dejando atrás definitivamente miles de tiempos en los que fuimos....

Sino... estaríamos eternamente dando vueltas.

Por fin, en una vida...llega el momento en el que la conciencia y la inconsciencia se hacen una sola cosa. No importa el tiempo, no importa el método. Tal vez rozemos una y otra vez el conocimiento, la bendición de una vida plena, pero aún no sabemos... aún no es...

Sin embargo, cuando nos encontramos en el momento, en una vida en las que ambas conciencias de funden, entonces y sólo entonces, podemos ser seres íntegros en el conocimiento porque en su perfección entendemos que somos todo lo que hemos sido y somos. La conciencia plena de sabernos eternos, que provenimos de una fuente perfecta que nos quiere enseñar, quienes somos, de donde venimos y hacia donde vamos. Pero éste y ahora lo sé, tan sólo es el primer peldaño de una larga escalera...

Para muchos de nosotros, subir ese peldaño nos ha llevado a un viaje que ya dura..año más..año menos...unos 10.000 años!!!

Continuará...

Un fuerte abrazo

Enri

Si os interesa participar en este curso de terapia regresiva,
contactad conmigo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como siempre, Enri, alucinada con las cosas que cuentas sobre esta experiencia. Y sí, sí por Dios que ya sabes que cada vez estoy más motivada para participar en este curso.., lo que pasa es que no tengo tiempo (¡tiempooooo!).., no puedo dejar de trabajar ni siquiera cogerme unos días para hacerlo alternativamente cuando sea, que si no, ¡por Dios, que ya me habría ido contigo de la mano, para que me guiaras por esa senda que estás recorriendo!

Luego te contaré una cuestión curiosa que me tiene medio alucinada y que me pasó ayer.

Besotes y sigo leyendo!

Andrómeda.