jueves, 3 de abril de 2008

Terapia regresiva XVII...

Queridas compañeras de camino;

Gracias a vosotras por acompañarme en este camino así como a todos los que sé que también estáis ahí.

Yo siento que las experiencias no son nunca casuales y llegan en el momento en que el alma está abierta o permeable para poder comprender muchas cosas. A veces las vivimos en carne propia, a veces a través de las experiencias de otros, pero cuando algo nos toca es porque estamos sintonizados y por lo tanto, tal como sentí, si somos una unidad, nos sirve a todos, a ese alma o conciencia o espíritu colectivo que en realidad somos, porque somos realmente uno y cada uno somos una unidad dentro de la multiplicidad.

Es verdad que uno de los problemas más graves que tenemos es el orgullo, un orgullo que va más allá de lo personal, el orgullo produce miedo e inseguridad y estos valores lo alimentan como el pez que se muerde la cola.

Tal como vamos comprendiendo, pedir y dar perdón se convierte en un Don, porque hasta para saber perdonarse a uno mismo, hay que abandonar el orgullo y la soberbia y convertirnos en niños.
En el valor que estos representan, de ahí lo que dijo Jesús, "sed como niños porque de ellos será el reino de los cielos" La espontaneidad, la humildad, la sencillez del alma, sólo se logra con la sabiduría que dan las experiencias. Éramos y fuimos así al nacer, cuando, como chispas divinas encarnamos por primera vez.

Pero sólo la bendición de estar inmersos en el mundo de la materia, los años, los siglos que sean, son los que nos devolverán a ser lo que una vez fuimos, sólo que conscientes de la maravilla que significa SER, existir, vibrar al unísono con el Universo y sentir eso, que somos UNO....

....Cómo os decía ayer, con la lectura de esta reflexión terminó Cristina San Miguel el curso. Fue, es, un regalo maravilloso, un precioso broche para completar y cerrar toda la experiencia allí vivida, espero que os guste y sobre todo que lo hagáis vuestro como yo lo estoy intentando hacer...

"Os dirigimos estas palabras por el profundo amor, respeto, y admiración que nos producen vuestras vidas.

Fue hermoso veros nacer y dar vuestros primeros pasos y estuvimos allí, a vuestro lado cuando empezaron a inculcaros normas, reglas de conducta, cuando desacreditaban vuestra imaginación y vuestras percepciones y cuando empezasteis a aprender a encerrar vuestros sentimientos para que no fueseis ridiculizados. Sí, estuvimos allí en esos momentos, susurrando palabras de amor y comprensión y absorbiendo vuestra tristeza. Crecisteis y seguimos a vuestro lado.

Es doloroso veros dudar de vosotros mismos, despreciaros y desacreditaros juzgándoos constantemente y dando más crédito a la opinión que los demás tienen de vosotros que a vuestros propios sentimientos.

Sí, ciertamente todos tenéis aspectos de vosotros mismos que deben ser sanados. Pero mucho más que eso, lo que está causando estragos en vuestras vidas, es la duda y el miedo.

Cada vez que dudáis de vosotros mismos, permitís que el miedo se vuelva vuestro consejero. Esto paraliza vuestro camino y hace que el sendero de vuelva difícil y abrupto.

Sabed que cada vez que conseguís apartar vuestros miedos y confiar en vosotros mismos, alzamos nuestras copas, nos emborrachamos de alegría y jubilo, porque otro ser humano ha sabido conquistarse a sí mismo.

Os admiramos y os amamos porque sois grandes guerreros y conseguís vuestras victorias, aprendiendo a perder batallas.

En contra de lo que os ha enseñado este mundo, vosotros aprendéis a perder el orgullo, aprendéis a perdonar, aprendéis a perder vuestra ambición, aprendéis a perder esa necesidad de exaltar vuestro ego y sobre todo, aprendéis a confiar en vuestro fuero interno.

¿No merece esto una celebración? Desde el palco del cielo, se oyen nuestros vítores y muchos de nosotros exclamamos, ¡Bravo, Bravo!.

Queremos haceros saber que a veces vuestras batallas en la tierra, son silenciosas, porque sólo vosotros sois testigos de vuestras victorias. Quizás nadie más se da cuenta de ese pequeño acto de perdón o de cómo habéis sabido someter a la arrogancia, pero nosotros sí nos damos cuenta y os condecoramos por ello.

Es necesario que sintáis que sois valiosos y que vuestras conquistas tienen una repercusión mucho mayor de lo que creéis.

Cada vez que subís un peldaño del entendimiento de vuestro propio ser, estáis abriendo camino y estáis creando nuevos senderos por los que pueden transitar otros.

Así de importantes y así de valiosas son vuestras conquistas. Están abriendo senderos de comprensión, de amor, de libertad, por los que van a caminar otras personas.

Abandonad vuestros miedos y vuestras dudas y aceptad el reto de vuestras vidas, sintiendo que la estáis creando vosotros mismos.

La realidad de vuestras vidas es la proyección de los contenidos de vuestra conciencia. Observad el guión de vuestra vida, observad que es lo que os están queriendo decir esas situaciones, abrazad a todos los actores de vuestra vida, entended que vosotros los habéis llevado al escenario, para obtener entendimiento y trascender esas realidades. Dejadlas que se vayan para que podáis crear otras nuevas y más satisfactorias.

Se trata de trascender y no quedarse anclado en la tristeza, en el dolor, en los apegos, en las culpas, o en los errores. Nos os preocupéis, navegad siempre en la confianza de que estáis siendo guiados. Si consideráis que habéis cometido un error, no temáis, vendrán nuevas oportunidades y sabréis hacerlo mejor de lo que lo habéis hecho hasta ahora.

Abandonad vuestras recriminaciones, vuestros miedos y vuestros juicios, porque os mantienen encallados en los arrecifes de vuestra mente.

Salid a navegar por el mar de la vida con plena confianza de que no estáis solos, de que nadie os juzga y de que sois amados y admirados por vuestro coraje y valentía.

Rescatad al guerrero que lleváis dentro y escuchadlo. Acallad vuestra mente y escuchad vuestros sentimientos más profundos, ellos os indicarán el rumbo a tomar y sabed que estáis volviendo a vuestro verdadero hogar, a conocer la grandeza de vuestro SER y de vuestra verdadera esencia.

No permitáis que vuestra mente, juzgue como errores, aquello que son simples curvas en el camino y seguid adelante, sabiendo que estáis volviendo a casa.

Sois grandes, sois maravillosos y no sois ni mejor ni peor que otros. En el SER, no hay seres más grandes o más peqeños, en el SER todos somos iguales.

Amad esta oportunidad, amad vuestra vida, amad a vuestro SER y descubriréis una belleza sin límite. Amaros a vosotros mismos porque sois dignos y merecedores.

Y si después de escuchar estas palabras, os preguntaís quien las dice, sabed que no importa quien lo dice, sólo importa quien lo aprende"


Con todo el afecto sincero de mi corazón, para todos mis amigos y aquellos que aún no saben que lo son...

Enri

Si os interesa participar en este curso de terapia regresiva,
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Es verdaderamente bonito todo eso que os comentó al final. Es esperanzador, y digo esto, porque tengo la sensación últimamente de que lo que más falta en el mundo.., es esperanza.

No la esperanza malsana de que las cosas salgan exactamente como nosotros planeamos, no.., sino más bien, la esperanza creativa de que todo va a ir bien, al final, de una forma o de otra, sin que nosotros tengamos que preocuparnos "más que las aves del cielo"; la esperanza de que todo tiene un sentido, de que nada es para nada, de que tanto el sufrimiento, como la dicha, han de tener su lugar y por lo tanto, son igualmente importantes.

Unas palabras de mucha esperanza os han regalado, Enri. Ahora, cada uno debe saber o aprender, o averigüar, qué ha de hacer con cada una de ellas. ¡Estoy seguro de que le daréis, todos los que fuistes al curso, un alcance importante!

Besitos, wapetona!