sábado, 4 de octubre de 2008

2ª Etapa del curso de Terapia Regresiva X

Y todo es una rueda...como la rueda que giran las Moiras en el Tarot..las hadas del destino...

He puesto este título como introducción porque he sentido que nada está desligado que todo está escrito, encerrado herméticamente (y nunca mejor dicho) en cualquier lenguaje. No hay que despreciar ninguno, sólo hay que saber leer...

Los Señores del Karma programaron a través de la acción de los planetas lentos de nuestro Sistema Solar, las reuniones causales de los seres que llevan en sus espíritus el recuerdo atávico del pasado. Basta con soñar para que el cuerpo astral active lo programado en el. Juan programó sacar tal conocimiento en la fecha precisa que se dio tal conjunción. Pedro se encargó de reunir en tal o cual estellium, un grupo de conocimiento. Vivir es almacenar experiencias, colgando la sabiduría de las esferas, por eso, cada vez que las esferas vuelven a su posición inicial, se activa el recuerdo. La biblioteca perfecta no solo estaba en Alejandría, sino en cada individuo.

Aquella Fraternidad Solar se vio con otros cuerpos, en otros tiempos reunidos en torno a grandes conjunciones astrológicas. Se programó por tanto un reloj cósmico que a modo de reflejo condicionado hace que al tiempo de darse tal alineación, estellium o conjunción se dispare la memoria antigua programada en estos espíritus. Se programaron los nacimientos posteriores de Thotek, Anthíx, Ramatep, Akonti y el resto de los seres en todas las naciones como científicos, médicos, tiranos, reyes, poetas, etc. etc.... Es algo que se escapa a la comprensión humana, pero real como la vida misma.

El año 2012 marca un tiempo preciso donde la Fraternidad Solar haya vertido todo el conocimiento. La isla de la Palma llamará antes o después a sus hijos, y una vez dentro se activará la vieja memoria. Por eso cuento lo que recuerdo, por eso al retornar a mi casa hago lo que me programé hacer. Solo pido que vosotros lo recordéis y que todos juntos reedifiquemos el viejo templo donde practicábamos estas meditaciones. En la ciudad de Sartáx que yace bajo las acogedoras aguas de la “Isla Bonita”.

En el centro de la gran nave madre que yace bajo las aguas, existe una macrocomputadora de condición psíquica que controla sigue e impulsa los sincronizadores magnéticos o microchips, tanto físicos como astrales de los miles de seres en misión sobre la tierra.

Luego llegará el tiempo en que la gran nave madre saldrá de las aguas, el Genio de la montaña dará un grito terrible y Neptuno reinará para siempre sobre estos obstinados picos que rodearon y aún rodean la vieja ciudad de Sartáx. Donde nosotros vivimos hace miles de años y donde retornaremos para concluir el ciclo de nacimientos programados.

Faltaba un año para el gran impacto. Thotek junto con su equipo había previsto pasar los últimos días con los suyos. Era el máximo responsable de la Fraternidad y su puesto le obligaba. Pero eso no era lo que estaba escrito para él.

Se había dormido como cada noche con un pergamino en la mano. Su lecho más que una cama parecía una biblioteca desparramada. Se podía decir que se tapaba con libros, más que con mantas. El clima de la Atlántida en aquellas latitudes era excepcional y no se requería de grandes precauciones para afrontar la climatología. De repente escuchó con persistencia una voz en su cerebro que le decía:

Thot, sal del lecho y ven a mi encuentro.

Thotek, que en aquel entonces no tenía compañera y dormía solo, se quedó perplejo. Sabía que la voz le estaba llamando a él pero su nombre no era Thot, sino Thotek. No le dio tiempo a formular ningún reproche mental, cuando la misma voz le volvió a golpear el cerebro con fuerza.

Así te llamarás desde ahora, y así pasarás a la Historia.

Thotek no volvió a sentir la voz. Salió de su casa y movido por una fuerza extraña subió a la montaña más próxima a la ciudad. Era de noche con una luna grande iluminada y dos más pequeñas que le seguían perezosamente por el espacio. Tardó cuatro horas en llegar a la cima. Una vez allí se sentó jadeando. Aunque tenía cuarenta y cinco años, todavía estaba fuerte. La luz de las lunas llenaba de tintes plateados los tejados de la ciudad de Sartáx. Aquella era su casa. Parte de su alma estaba formando parte de cada roca, de cada árbol, de cada rincón. – ¿Para que demonios he subido aquí? - reflexionaba un poco malhumorado. A los pocos segundos apareció sobre su cabeza una luz brillantísima que irradiaba destellos hasta cegar sus ojos. Fue una décima de segundo lo que tardó en verse en una sala circular llena de aparatos extraños luminosos, parlantes, que mostraban imágenes no solo de la montaña, sino del interior de las casas de Sartáx y de otros lugares por él no conocidos.

Un hombre alto con traje de vuelo y de una gran compostura, ojos rasgados luminosos, cabello negro descendiendo hasta la cabeza se le acercó. Le miró con ternura a los ojos y le dijo:

Mi querido hermano, ha pasado mucho tiempo pero hoy renovamos nuestro compromiso. Te revestiste de carne para ayudar a los humanos. Lo has olvidado, pero no así tu espíritu. Mi nombre es Link. Tu deseas morir pero no está programada tu muerte en esta dimensión. Tendrás que llevar el conocimiento a las colonias del Sur. Disponte a marchar.

Thotek le miró extrañado. Algo en su alma le decía que aquel ser era conocido. Le sentía con fuerza en su interior. Todo se le movía por dentro, puesto que a la vez que escuchaba su voz le llovían imágenes en su mente. Veía las tierras de Egipto, las pirámides edificadas por sus compatriotas. Veía Grecia, la India y otras tantas tierras que en aquel tiempo ni se llamaban así ni eran conocidas por nuestro personaje. Enseguida replicó:

¿Cómo quieres que deje a los míos?, ¿Cuándo debo marcharme?

No debes marcharte todavía. Construirás un barco muy pequeño pero submarino. No podrás mostrárselo a nadie. Tres semanas antes de la fecha que tú conoces dirás a los tuyos que te marchas de descanso. Si el pueblo te viera marchar se produciría un caos.

¿No puedo llevarme a la familia de Akonti, a mi amigo Ramatep?

No, no hay tiempo para construir un barco tan grande. Saldrás de noche. Llevarás los viejos textos entregados por los dioses (uno de ellos era el Génesis) y tus herramientas primordiales de cirugía, las tablas de medida y nada más. Ramatep tampoco irá contigo. Observa:

Se abrió un panel en la pared y vio a Ramatep en la postura de loto, en meditación silenciosa. Su cuerpo astral estaba de pie junto a su cuerpo físico. Otro ser igual que Link le estaba hablando. Thotek escuchaba la conversación como si estuviera en la alcoba de su amigo sacerdote. Ramatep estaba recibiendo instrucciones para que tres días antes de la fecha fatídica marchara a las tierras más orientales, las que hoy conocemos como India, pero mediante un artefacto volador.

Thotek comprendía ahora el sueño del águila, cuando un ala tocó el agua y el otro se llevaba a su amigo sacerdote.

Continuará...

un abrazo

Enri

1 comentario:

Anónimo dijo...

Wapa, sigue escribiendo en cuanto puedas: yo estoy alucinada.

¿Así que La Palma? ¡La única que me queda por visitar! Mira tú por dónde...

Alucinante!

Andrómeda.