viernes, 19 de mayo de 2017

Venus vuelve al grado 13º de Aries

Saliendo del periodo de sombra de Venus

En otras reflexiones anteriores hablaba de las primeras almas en este planeta, aquellas completas en un cuerpo completo, andrógeno. Decía que, para que pudiéramos crecer como especie, servirnos unos de otros para poblar la Tierra de las enzimas necesarias para su propio desarrollo, se separaron los sexos. Poder unos transmitir semillas y otros ser el receptáculo de un Ser de luz. Un don divino y sagrado que permitiera encarnar, a través del portal estelar que permite ensamblar el cuerpo y el alma definitivamente al nacer.

Otro tema del que he hablado en alguna ocasión es de que la vida que alberga un cuerpo, el alma que lo ocupa, no tenemos ni idea de qué patria proviene. Sí, chispas divinas, semillas estelares, nombres, pero poco más. Para muchos eso ya es un paso de gigantes, para mí ya se me queda corto.  Hablamos de los seres de este planeta o de otros planetas, pero sus cuerpos son vehículos, como los nuestros, que permiten realizar la experiencia vital necesaria para su evolución, en este o ese otro cuerpo, en un planeta u otro. Todo este proceso dura mientras no llegamos a sublimar la materia y hacerla vibrar a tal frecuencia que materia y energía vuelven a ser una misma cosa.

A eso se le llama pasar por distintas dimensiones, que no es otra cosa que la velocidad de la frecuencia vibratoria variable sólo en función de la evolución individual.

Algo está cambiando, mutando, moviéndose a velocidades inimaginables hace unos años. El despertar de la conciencia y el rango de velocidad de las experiencias, lo que el Universo o nuestra propia necesidad evolutiva nos propone, se está traduciendo en pruebas, experiencias, situaciones en las que el Alma necesita absolutamente reconectarse consigo misma.

A veces, guardamos en nuestro ser una parte humana que no queremos tocar, dolores profundos, sentimientos de inadecuación que no queremos tocar, que se mantienen ocultos a los demás y que hacemos lo imposible para no tenerlos presentes ante nosotros mismos.

Este Venus retrógrado ha traído mucho trabajo al alma a través de las relaciones, las presentes o las pasadas y Mercurio ha hecho trabajar la comunicación interna y externa. Cada uno lo estará viviendo de un modo u otro o ambos.

Pero todo obedece a la necesidad interna de reconectarnos con partes que están negadas. Por eso se dice que la casa VII, bajo el signo natural de Libra, con su regente Venus, es nuestra propia sombra.
En esta ocasión Venus nos ha impulsado a buscar y profundizar en la verdad de los valores (como regente de Tauro) y de los sentimientos que tenemos hacia nosotros mismos (Libra y casa VII)

La primera comunicación debe ser con nosotros mismos. El primer sentimiento debe sentirse primero en nosotros mismos. Si todo eso está escindido, si no hay un verdadero sentimiento de autovaloración (Tauro) si no hay una autentica comunicación, un dialogo con todo nuestro ser y no sólo con parte de él, si negamos alguna parte, porq sentimos vergüenza, porq sentimos que no somos todo lo buenos que creen los demás, estamos matando la posibilidad de tener relaciones sanas con otras almas.

Esta retrogradación, que acaba hoy precisamente con su periodo de sombra, nos dirá si lo que hemos vivido durante todo este movimiento nos ha acercado a enfrentarnos con las verdades más profundas y dolorosas con respecto al amor y respeto que le tenemos a nuestra alma. Si la hemos alimentado debidamente y si no lo hemos hecho, si estamos dispuestos ha hacerlo.

Algo a sucedido, algo ha debido de desencadenar movimientos, para algunos cataclismos, que harán cambiar su vida para siempre. Cada cual según su propia necesidad evolutiva y según el estadio de su consciencia.

Muchas almas sueñan con encontrar el paraíso a través de una relación, pero antes, hay que encontrarlo en el propio corazón, y para ello hace falta un acto de valor para perder el miedo a Ser, a no ocultarse nada, a poder confiar, a poder decirse a unos mismo lo infinitamente digno de amor que es.

La primera relación, para que las demás funcionen, es la que uno tiene consigo mismo. Ello conlleva un desarrollo de muchas vidas, de mucho tiempo. Por lo que vivo yo misma y me estoy encontrando a través de mi trabajo como astróloga, estamos en un momento en el que  las almas que vibran en la misma frecuencia se buscan en un intento de encontrar contención y consuelo, complementariedad, sintonía. No siempre es a través del amor romántico, el Amor es un concepto que aún no entendemos del todo. Las almas se necesitan unas a otras de modos que no podemos comprender porq esta dimensión tiene sus necesidades y la dimensión a la que pertenece el alma tiene otras.

Las almas más sensibles intentan apartar la soledad encontrándose con otras semejantes porque sienten que la luz que ven en otros enciende la suya propia.  Almas que sin estar cerca a veces están tan conectadas que sienten lo que la otra siente. No hay distancia ni tiempo para ellas. Tan sólo desean aportar o encontrar consuelo porque el mundo tal como está no lo puede ofrecer y es en la similitud de esa frecuencia u onda en la que vibran donde encuentran que la comunicación y comunión está más allá de este tiempo y este espacio.

Es realmente un tiempo extraordinario para los que ya vibran en otra frecuencia. La patria que añoran está acercándose tanto como nos acerquemos sin temor al núcleo de nuestros miedos y temores y los deshagamos como nudos petrificados que parecían no poder disolverse jamás.

Podemos hacerlo, jamás ha habido una oportunidad para tener el valor de confiar en nuestra guía interna como esta. Lo que no nos atrevemos a pensar o decirnos, tal vez llegue a través de otra alma. Si pone en el dedo en la llaga es que la nuestra, se lo pidió.

El Amor tiene infinitas maneras de manifestarse. Poder abrir el alma a alguien es una manifestación de amor y confianza que nos reconecta con nosotros mismos y nos sana.

Podemos conseguirlo. ¿Porqué?  porque no estamos solo…

Un fuertísimo abrazo

Enri