Saliendo del periodo de sombra de Venus
En otras reflexiones anteriores hablaba de las
primeras almas en este planeta, aquellas completas en un cuerpo
completo, andrógeno. Decía que, para que pudiéramos crecer como especie,
servirnos unos de otros para poblar la Tierra de las enzimas necesarias
para su propio desarrollo, se separaron los sexos. Poder unos
transmitir semillas y otros ser el receptáculo de un Ser de luz. Un don
divino y sagrado que permitiera encarnar, a través del portal estelar
que permite ensamblar el cuerpo y el alma definitivamente al nacer.
Otro tema del que he hablado en alguna ocasión es
de que la vida que alberga un cuerpo, el alma que lo ocupa, no tenemos
ni idea de qué patria proviene. Sí, chispas divinas, semillas estelares,
nombres, pero poco más. Para muchos eso ya es un paso de gigantes, para
mí ya se me queda corto. Hablamos de los seres de este planeta o de
otros planetas, pero sus cuerpos son vehículos, como los nuestros, que
permiten realizar la experiencia vital necesaria para su evolución, en
este o ese otro cuerpo, en un planeta u otro. Todo este proceso dura
mientras no llegamos a sublimar la materia y hacerla vibrar a tal
frecuencia que materia y energía vuelven a ser una misma cosa.
A eso se le llama pasar por distintas
dimensiones, que no es otra cosa que la velocidad de la frecuencia
vibratoria variable sólo en función de la evolución individual.
Algo está cambiando, mutando, moviéndose a
velocidades inimaginables hace unos años. El despertar de la conciencia y
el rango de velocidad de las experiencias, lo que el Universo o nuestra
propia necesidad evolutiva nos propone, se está traduciendo en pruebas,
experiencias, situaciones en las que el Alma necesita absolutamente reconectarse consigo misma.
A veces, guardamos en nuestro ser una parte
humana que no queremos tocar, dolores profundos, sentimientos de
inadecuación que no queremos tocar, que se mantienen ocultos a los demás
y que hacemos lo imposible para no tenerlos presentes ante nosotros
mismos.
Este Venus retrógrado ha traído mucho
trabajo al alma a través de las relaciones, las presentes o las pasadas y
Mercurio ha hecho trabajar la comunicación interna y externa. Cada uno
lo estará viviendo de un modo u otro o ambos.
Pero todo obedece a la necesidad interna de
reconectarnos con partes que están negadas. Por eso se dice que la casa
VII, bajo el signo natural de Libra, con su regente Venus, es nuestra
propia sombra.
En esta ocasión Venus nos ha impulsado a buscar y
profundizar en la verdad de los valores (como regente de Tauro) y de
los sentimientos que tenemos hacia nosotros mismos (Libra y casa VII)
La primera comunicación debe ser con nosotros
mismos. El primer sentimiento debe sentirse primero en nosotros mismos.
Si todo eso está escindido, si no hay un verdadero sentimiento de
autovaloración (Tauro) si no hay una autentica comunicación, un dialogo
con todo nuestro ser y no sólo con parte de él, si negamos alguna parte,
porq sentimos vergüenza, porq sentimos que no somos todo lo buenos que
creen los demás, estamos matando la posibilidad de tener relaciones
sanas con otras almas.
Esta retrogradación, que acaba hoy precisamente
con su periodo de sombra, nos dirá si lo que hemos vivido durante todo
este movimiento nos ha acercado a enfrentarnos con las verdades más
profundas y dolorosas con respecto al amor y respeto que le tenemos a
nuestra alma. Si la hemos alimentado debidamente y si no lo hemos hecho,
si estamos dispuestos ha hacerlo.
Algo a sucedido, algo ha debido de desencadenar
movimientos, para algunos cataclismos, que harán cambiar su vida para
siempre. Cada cual según su propia necesidad evolutiva y según el
estadio de su consciencia.
Muchas almas sueñan con encontrar el paraíso a
través de una relación, pero antes, hay que encontrarlo en el propio
corazón, y para ello hace falta un acto de valor para perder el miedo a
Ser, a no ocultarse nada, a poder confiar, a poder decirse a unos mismo
lo infinitamente digno de amor que es.
La primera relación, para que las demás
funcionen, es la que uno tiene consigo mismo. Ello conlleva un
desarrollo de muchas vidas, de mucho tiempo. Por lo que vivo yo misma y
me estoy encontrando a través de mi trabajo como astróloga, estamos en
un momento en el que las almas que vibran en la misma frecuencia se
buscan en un intento de encontrar contención y consuelo,
complementariedad, sintonía. No siempre es a través del amor romántico,
el Amor es un concepto que aún no entendemos del todo. Las almas se
necesitan unas a otras de modos que no podemos comprender porq esta
dimensión tiene sus necesidades y la dimensión a la que pertenece el
alma tiene otras.
Las almas más sensibles intentan apartar la
soledad encontrándose con otras semejantes porque sienten que la luz que
ven en otros enciende la suya propia. Almas que sin estar cerca a
veces están tan conectadas que sienten lo que la otra siente. No hay
distancia ni tiempo para ellas. Tan sólo desean aportar o encontrar
consuelo porque el mundo tal como está no lo puede ofrecer y es en la
similitud de esa frecuencia u onda en la que vibran donde encuentran que
la comunicación y comunión está más allá de este tiempo y este espacio.
Es realmente un tiempo extraordinario para los
que ya vibran en otra frecuencia. La patria que añoran está acercándose
tanto como nos acerquemos sin temor al núcleo de nuestros miedos y
temores y los deshagamos como nudos petrificados que parecían no poder
disolverse jamás.
Podemos hacerlo, jamás ha habido una oportunidad
para tener el valor de confiar en nuestra guía interna como esta. Lo que
no nos atrevemos a pensar o decirnos, tal vez llegue a
través de otra alma. Si pone en el dedo en la llaga es que la nuestra, se lo pidió.
El Amor tiene infinitas maneras de manifestarse.
Poder abrir el alma a alguien es una manifestación de amor y confianza
que nos reconecta con nosotros mismos y nos sana.
Podemos conseguirlo. ¿Porqué? porque no estamos solo…
Un fuertísimo abrazo
Enri
2 comentarios:
Mil gracias enri....
No hay de qué, cielo:-)
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