lunes, 14 de julio de 2008

2ª Etapa del curso de Terapia Regresiva IV

Cuando la memoria se despierta y se activa...

Ante todo, muchas gracias a todos los que me animáis a seguir relatando mis experiencias, los que me escribís aquí y los que lo hacéis por el privado.

Andrómeda, parece que este fin de semana andábamos las dos metidas en tiempos más pretéritos:-) tu en Creta y yo un poco más allá. Estaba estudiando a los Hititas, una cultura también fascinante y andaba metida en la Capadocia y más concretamente estudiando sus ciudades subterráneas. Merece la pena conocerlas y no descarto acercarme en un futuro no muy lejano, si el destino y los Dioses lo aprueban...

¿Te has dado cuenta que mañana se cumple un siglo del descubrimiento del Disco de Festos? no existe la casualidad y sí la sincronía, bien lo sabes, y encontrarte esa pieza es algo muy especial. La circunstancias nos hablan de mil modos. Son señales que ves porque eres una buscadora sino no lo habrías encontrado o no te habría encontrado ...él a ti... no me cabe duda. Su lenguaje no ha sido aún descifrado, pero me huelo que se hará a no mucho tardar, tal como creo que serán desvelados los misterios de muchos lenguajes simbólicos y que serán descubiertos muchos vestigios que dejarán claro de donde provenimos. De hecho no tengo dudas que se conoce mucho más de lo que se nos cuenta.

Siguiendo con lo que os relataba, quiero adjuntaros un escrito que no me pertenece y que tampoco suscribo al cien por cien, pero con el tiempo he entendido la pluralidad del pensamiento, cada uno escribe desde sí y por lo tanto lo único que hay que hacer es quedarse con lo que a cada uno nos resuena como verdad y lo demás dejarlo, porque seguramente lo es, pero para esa persona y entre todos formamos una visión tan amplia como cada uno necesita.

Iré, por mi parte, intercalando lo que me atañe de esa historia y las memorias que coinciden en este tiempo con ella. Así se entenderá mejor, cuando cada uno tiene sueños o revelaciones, cómo las negamos y nos olvidamos, hasta que algo nos sacude y nos obliga a pensar que muy locos no debemos estar cuando otros hablan de lo mismo que nosotros sabemos, recordamos, sentimos...

LA ATLANTIDA

La hermosa ciudad de Sartáx contenía uno de los templos más prestigiosos del continente Atlantídeo. Era el templo de la Luz, construido miles de años antes. Cuando nuestro planeta había estado transitando sobre la constelación de Acuario en un trígono perfecto con Urano y Neptuno, dirigido al punto nodal y al hipercentro galáctico. Los maestros de Saturno habían dirigido su construcción y habían instruido a la primera generación de sacerdotes-astrólogos. Desde aquel tiempo, generación tras generación de iniciados rendían culto al conocimiento cósmico. Aquel templo era la réplica perfecta de nuestro Sistema Solar. Lo que ocurría en lo alto, tenía su reflejo en lo bajo; es decir, nada se escapaba al control del movimiento de los astros, que no fuera estudiado minuciosamente por los sacerdotes y sus alumnos.

Anthix, (que en idioma atlante significa tierra) y Akonti habían concluido sus estudios de medicina. La primera era cirujano y el segundo médico-astrólogo. Formaban un equipo perfecto en cuanto a la práctica de esa ciencia y además estaban enamorados, tanto de la Medicina, como entre ellos mismos.

Habían decidido acudir al templo para consultar el oráculo sagrado, a fin de unir sus vidas para procrear.

Era costumbre iniciar las uniones de pareja con el consejo de los sacerdotes-astrólogos (esta costumbre fue llevada a la India con posterioridad). No era posible unirse en matrimonio, si antes no se armonizaba su unión con el Cosmos. Ellos sabían desde niños, porque así se enseñaba en las escuelas, que nada vive solo, que todo está unido en un perfecto devenir. De nada valía ejercitar la voluntad caprichosa, en el momento incorrecto, porque el Cosmos volvería a poner cada cosa en su sitio con posterioridad. La unión se realizaba entre ellos, pero también con Dios, con el Cosmos, con el Todo, pues lo que se “une en Dios” no se separa jamás. Ellos conocían que sus hijos nacerían como consecuencia de la perfecta unión de sus dos espíritus, pues de dos semillas sanas nacía otra sana, pero de semillas inarmónicas nacía la desarmonía. Además no todos los seres optaban por tener hijos, puesto que no todos reunían las condiciones precisas para la natalidad. Eran los sacerdotes-astrólogos los que conocían de esta ciencia y nadie ignoraba sus recomendaciones.

Habían llegado a su madurez personal y biológica; eran útiles para la sociedad y como antes dije se amaban intensamente.

Ramatep, era el sacerdote más carismático del lugar. No solo tenía el conocimiento perfecto de los astros, las estrellas y sus movimientos, sino que además tenía facultades clarividentes. Algo vivía en el, que no era de este mundo. Se decía incluso, que cuando entraba en trance, su cara cambiaba y su voz somatizaba armónicamente la melodía de las estrellas.

Los dos estudiantes saludaron con una reverencia al sacerdote, diciendo:

Maestro, hemos venido a ti, para pedir la aprobación de nuestro matrimonio. Queremos saber si el Cosmos se complace en nuestra unión y cuando ha de ser esta.

Ramatep les pidió que se sentaran en dos sillas grandes coronadas por unas pirámides de cristal de roca puro. Luego les dio un brebaje con sabor a canela y se activó en el ambiente un sonido sinuoso y repetitivo, pero a la vez dulce y beatífico, que les sometió a un dulce sueño.

Anthix y Akonti soñaban por separado, pero el sacerdote puso entre las cabezas de ambos un cristal largo de amatista y casi al instante, sus sueños eran solo uno, vivido por ambos a la vez.

Vieron un firmamento negro, con millones de estrellas colgadas del mismo. De la constelación de Orión salió una bola roja brillante luminosa y de las Pléyades salió otra de color azul de la misma intensidad. Ambas bolas viajaban a gran velocidad. Finalmente se unieron y explotaron, irradiando chispitas de luz a todo el entorno.

Luego vieron una sala repleta de entidades espirituales, humanoides en general, aunque había personajes mitad animal, mitad personas. En todo caso, la vibración y la calidad de los espíritus era elevada. La sala tenía forma de media Luna. En su centro había un ara redonda con un cristal que proyectaba un rayo de luz dirigido al Sol Manásico Central de la Galaxia. Un gran maestro habló. Todos callaron. Todos escucharon con la mente su propuesta. Había que habitar un nuevo Mundo. Se requería de 144.000 espíritus pioneros que codificaran en si mismos la continuidad, el funcionamiento y la evolución de todo un Sistema Solar.

Curiosamente Anthix irradiaba más una energía masculina, mientras que Akonti expresaba mejor el lado femenino. Aunque curiosamente ahora era al revés. En cualquier caso ambos seres aceptaron voluntariamente el conformar el nuevo mundo junto con otros tantos pioneros. Este acto de valor les imprimía un carácter de prisionero, puesto que hasta que existiera un átomo del Sistema Solar, ellos estarían vinculados al mismo por millones de años del tiempo actual terrestre. Pero no era menos cierto, que este servicio les podía propiciar una caída evolutiva o un ascenso impresionante en la escala de las entidades espirituales. Solo aprendiendo a crear en la materia se podía luego acceder al estado creador. Solo conociendo el mal y el bien en su perfección, se podía crear un sistema equilibrado. Aquellos dos seres aceptaron, pues eran valientes y amantes del conocimiento.

Vieron y sintieron en un instante la vida, el tremendo dolor de la separación emocional de los suyos, la destrucción periódica de las humanidades, el apagamiento del Sol. Todo se integró en sus almas como un estigma que vida tras vida les propiciaría un constante deseo de superar el mal relativo, para llegar a la perfección.

Ramatep siguió accionando los cristales que suspendían de la cabeza de ambos jóvenes y las imágenes se sucedían en sus cerebros a velocidad vertiginosa. Se vieron en miles de cuerpos, miles de vidas, miles de circunstancias, miles de amaneceres, miles de hijos, miles de muertes, millones de experiencias. Todo en un segundo, pero todo programado en sus espíritus. Así se dieron cuenta, que en todo momento viven consciente e inconscientemente lo que les corresponde vivir, pues no están solos,

Aquella experiencia había sido intensa, pero no menos dolorosa, puesto que sus espíritus jóvenes e ingenuos, percibían dolor, guerra, pasión y la existencia “del otro lado oscuro”. Comprendieron que la perfección solo se consigue integrando el mal en si mismo poniéndolo al servicio del bien como experiencia de conocimiento.

Ramatep había elaborado ya sus respectivos mapas celestes y los había estudiado con detalle haciendo anotaciones precisas. Por otra parte, mientras los jóvenes habían estado viviendo aquella experiencia onírica, el sacerdote había meditado en el fondo de su alma y había recibido las imágenes que como Hierofante de Dios le eran transmitidas. Despertó a los jóvenes diciendo:

Esta es vuestra iniciación espiritual. Nada os impide tomar matrimonio. Vuestros espíritus son compatibles. Sois dos buscadores natos, pero a la vez orgullosos y algo vanidosos, por tanto tendréis que estar atentos a estas imperfecciones, que pueden mermar levemente vuestra convivencia. He visto muchos hijos en vuestra unión. Seréis por tanto los padres de seres que vienen de varias procedencias. Los lazos de amor que construiréis como familia prevalecerán por miles de años.

¿Cómo pueden durar los lazos familiares, miles de años? ¿Qué quería decir Ramatep?...Doce mil años después hemos encontrado la respuesta. Y no solo en cuanto a las vinculaciones familiares, sino de amistad y de compromiso. Pero esto lo contaremos más adelante.

Cómo ya comentara anteriormente, el continente Atlantídeo fue el lugar donde los espíritus comprometidos con la evolución del sistema Solar encarnaron gradualmente.

Pero junto con estos espíritus comprometidos, también se encarnaban seres de otras procedencias, de otros niveles de conciencia. Los primeros periodos de la vida en la Atlántida fueron extraordinarios, puesto que se conjugaba la vida astral con la vida física en una perfecta armonía. Pero la civilización atlante no duró una generación, sino que por varios miles de años se sucedieron humanidades hasta llegar a los albores de su aniquilamiento.

Aquí es donde añado que todo me resulta tremendamente familiar, estuve allí o viví algo parecido. También viví muchas vidas allí y una de ellas fue en la primera etapa, cuando aún todo se iniciaba y también en la última fase, cuando mucho degeneró.

Imagino que por eso en una de las regresiones que tuve en la etapa anterior veía esos templos abiertos a la naturaleza, cerca de unos saltos de agua impresionantes y me veía con amigos que hoy reconozco, alguien en concreto con quien emprendía vuelo cogidos de la mano ya que dominábamos la gravitación de nuestro cuerpo.

No es algo tan impensable si tenemos en cuenta que la mente y el espíritu fundidos en armonía pueden descomponer el campo gravitacional y electromagnético y nos permitía elevarnos sin más. Conozco muy bien lo que se siente porque lo he venido experimentando en sueños... tantas veces...y además, a veces me he despertado con esa memoria consciente y me he preguntado ¿qué hago que no vuelo otra vez?... ¿no os ha pasado nunca?...

Pero otra de las vidas que he recordado es esa que conté en el post anterior. Imagino que hubo un tiempo en el que los sacrificios fueron algo común, establecidos seguramente por la corrupción del conocimiento. Muchas veces esto se traduce en soberbia y no hay nada más ciego que eso, cuando uno cree estar por encima del propio conocimiento, a eso se le llama.. Poder...y es uno de los valores que más ha distorsionado y que más ha corrompido el alma humana.

Otra de las cosas que se corresponde perfectamente a lo que siempre he expresado es la enseñanza de la Astrología, no es una ciencia antigua, es una ciencia sin tiempo, por eso dije al principio de mi blog, en mi presentación, que para mí la astrología era una ciencia que venía del futuro, legada a nuestro pasado para llegar a comprender mejor nuestro presente...tal vez se entienda esto mejor ahora.


Seguimos...

Un beso muy fuerte

Enri

Si os interesa participar en este curso de terapia regresiva,
contactad conmigo

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Oh, Enri! ¡No me había dado cuenta de lo que has dicho de la fecha del descubrimiento del Disco de Festos! ¡Oh, oh! Eso sí que me ha sorprendido, vaya. Estás más avezada que yo en encontrar señales raritas, jajaja. ¡Qué curioso!

Ummm, miré en el tarot egipcio (me parecía más apropiado, juasss, aunque sólo fuera por su cercanía a Creta) qué significaba este "hallazgo" de la joyita pequeña... Me devolvió la carta "Intuición". Telita. Ay, ¿qué se estará preparando ahora? Jajaja, me echo a temblar, jajaja.

Menudo texto, sí. Ay, Enri: yo me presto como cobaya si tienes que hacer alguna de tus prácticas de regresión, jajaja. Verás; ayer hablaba con el que está tan lejos, y es cierto: casi físicamente puedo sentir (de tal forma inexplicable pero potente lo percibo), como si hubiera una caja, un cofre cerrado entre los dos. Él sabe el contenido del cofre, y yo no. Obviamente es un símbolo, pero es que es la única forma que tengo de explicar un sentimiento mío tan raro. Él me lo oculta por respeto, como si no quisiera influirme. Y tiendo a ello, Enri: necesito imperiosamente saber. Necesito romper ese cofre, mirar dentro, ir a ello, comprender. Ahora se ha convertido en una fuerza vital casi ígnea. Tengo que saber qué es lo que sé que hay y que no puedo ver, y por qué no puedo verlo en estos momentos, y además, por qué me importa tanto en mi interior saber eso.

Todo este texto de la Atlántida a mí, me lo ha recordado... ¡Gracias! ¡Gracias!

Besotes! Sigue escribiendo.., es fenomenal y hará tanto bien a muchos! Yo necesitaba contar esto, pero es que tiene alguna relación con todo lo que tú estás contando también.

Andrómeda.